Poesía: Luciérnaga

Solo en aquella densa oscuridad podría entender aquel lenguaje en luces.
Me llamabas, indecisa.
Como quien no sabe a dónde va, pero no quiere detenerse.
Eras incierta; frágiles destellos en una sonrisa,
Que si bien no era sostenida, era constante.
Eso eras: eras instantes.
Podría perseguirte por horas sin alcanzarte.
Como jugar al escondite con quien quiere ser hallada,
Pero que teme ser atrapada.
Mustia flor sin perfume, que aunque aún hermosa, marchita.
¿Quién apagó tu luz, luciérnaga?
¿Quién te enseñó a ser una con la densidad?
Aun vuelvo a adentrarme en aquel sendero,
Confío en ver tu destello, cual estrella que guía en alta mar
A este náufrago velero.
En vela espero tu luz.
Brilla, amiga mía. Brilla.
Hoy me faltan los instantes, mientras escasea tu dulce guía.